Un nuevo caso de demencia se diagnostica cada 3 segundos, lo que plantea un desafío considerable en la predicción de esta enfermedad más allá de la edad. Cada vez hay más evidencia sobre los procesos subyacentes que conectan el envejecimiento entre los sistemas orgánicos, lo que podría proporcionar información valiosa para la detección temprana de la demencia. Identificar biomarcadores a una edad en la que se pueda actuar para mitigar el deterioro cognitivo es esencial.
Un estudio reciente ha planteado la hipótesis de que la edad de la menopausia (AAM), un indicador del envejecimiento ovárico, predice la edad cerebral décadas después. Se analizaron 2086 sujetos con múltiples mediciones “ómicas” obtenidas de muestras cerebrales post-mortem. Los resultados mostraron que la AAM está correlacionada positivamente con la función cognitiva y negativamente con la aceleración del envejecimiento en la corteza prefrontal. Además, se descubrió que parte de estas asociaciones puede derivarse de una heredabilidad compartida.
El análisis de datos transcriptómicos confirmó que una AAM más tardía se relaciona con una mejor expresión génica en la corteza prefrontal. Entre las mujeres que alcanzaron la menopausia de forma natural, se observó una disminución en la expresión de genes relacionados con el envejecimiento. Por otro lado, quienes experimentaron una menopausia quirúrgica mostraron cambios moleculares distintos, incluidos alteraciones en la actividad del NAD+. En conjunto, estos hallazgos sugieren que la AAM podría ser un predictor del envejecimiento cerebral y la cognición.
Fuente: Centro Nacional de Información Biotecnológica, EE.UU.